martes, 23 de octubre de 2012

Meditación


POR QUÉ MEDITAR

En muchas tradiciones, la mente se compara con un mono que va de aquí para allá, sin ningún control. Ser propietarios de un mono así, nos va a traer más quebraderos de cabeza que otra cosa, pero si somos capaces de domesticarlo puede llegar a sernos muy útil y convertirse incluso en un buen amigo.

Parece ser que tenemos una media de quince mil pensamientos al día, la mayoría inconscientes y muchos de ellos del tipo que nos perjudican como el "no puedo", "no sé" o "no sirvo", que si se vuelven muy repetitivos acaban por volverse tendencias y, lo que en principio sólo era un pensamiento, acaba por convertirse en realidad.

Cada día deberíamos parar unos minutos para ser conscientes de cómo estamos interiormente, de llevar a la consciencia esos pensamientos inconscientes. Cuando empezamos a hacerlo, nos damos cuenta del ruido que hay dentro de nuestra cabeza. No podemos parar de pensar! Nos damos cuenta de que no nos viene un solo pensamiento si no cuatro a la vez! Poco a poco, con la práctica diaria, seremos capaces de ir viendo cada pensamiento, de uno en uno, hasta que un día descubres que, entre pensamiento y pensamiento, hay un espacio, un silencio. Un silencio que, con la práctica, se hará cada vez más largo y es en ese espacio dónde te vuelves libre de llenarlo con lo que ves, lo que oyes, lo que vives, sin el juicio de los pensamientos y las etiquetas que antes llenaban los pensamientos descontrolados. A esto lo llamamos quietud mental. Una vez la mente se calma, te vas asentando cada vez más en el presente y dejas de ir hacia el pasado para añorarlo o lamentarte o hacia el futuro para estresarte.

Y, qué podemos hacer para aquietar la mente? Meditación. Esa palabra que nos suena a trascendental y mística, y que muchos dicen que es tan difícil de hacer.

QUÉ ES LA MEDITACIÓN

La meditación no es otra cosa que una técnica que nos ayuda a disciplinar nuestra mente. Con ella aprendemos a ser conscientes de nuestros pensamientos, lo cual nos permite escoger pensar aquello que nos favorece y dejar de alimentar y dar fuerza a los pensamientos que nos perjudican.

La meditación es el ejercicio de la mente, igual que hacemos ejercicio para fortalecer el cuerpo. Y alguien dirá que el ejercicio de la mente es hacer sudokus. Eso no es más que ejercitar el intelecto. La meditación va más allá, ya que con la meditación no pretendemos llenar la cabeza de más conocimientos, si no más bien vaciarla para poder ver todo desde una perspectiva diferente.

CÓMO MEDITAR

La parte principal de la meditación es saber respirar abdominalmente, así que, si todavía no sabes, es lo primero que debes hacer. Si clicas aquí, te echo una mano.

Otra parte importante es la postura. Si bien con la práctica la meditación dejará de ser una técnica para pasar a formar parte de ti, como la respiración abdominal, es importante parar y adoptar una buena postura que hará que la energía fluya correctamente. Ya que con la meditación lo que pretendemos es llevar nuestra atención al presente, la postura nos servirá también para tal fin, por lo que es importante mantener unos puntos de atención durante todo el ejercicio.

POSTURA

Nos sentaremos sobre un cojín alto o zafu colocado sobre una alfombra o manta.

PUNTOS DE ATENCIÓN:

1. PIERNAS CRUZADAS. (Base de la postura. Nos mantendrá estables) Lo ideal es la posición del Loto, pero es suficiente colocar los dos pies tocando el suelo, uno delante del otro, sin que ninguno de los dos quede por debajo, lo que haría que nos cortara la circulación. Tanto los dos pies como las dos rodillas deben tocar el suelo. Para ello podemos bascular la pelvis sobre el cojín.

2. ESPALDA. (Canal abierto) Si la base es correcta, la espalda quedará recta de forma natural, sin esfuerzo. Es importante que así sea, ya que favorece la respiración abdominal y mantiene la mente despierta pero relajada.

3. HOMBROS. (Seguridad y estabilidad) No se han de dejar caer hacia delante. Han de estar alineados con la cadera.

4. BARBILLA. (Atención y concentración) La cabeza está alta, pero metemos la barbilla hacia adentro, para estirar completamente la columna. La sensación es como si alguien nos estirase desde arriba con un hilo atado a nuestra coronilla.

5. LENGUA Y BOCA. (Disposición y relajación). La lengua está relajada y la punta toca ligeramente detrás de los dientes superiores, en el paladar. Esto hace que la energía del meridiano que sube por la espalda y el que baja por la parte delantera del cuerpo (Du Mai y Ren Mai) estén conectados y no se disperse la energía, perdiéndose. Los labios se cierran suavemente, pero los dientes no se tocan.

6.POSICIÓN DE LAS MANOS. (Calma mental) La mano derecha acoje a la izquierda y los pulgares se tocan suavemente (Foto de entrada) El simple hecho de llevar la atención a los pulgares proporciona equilibrio mental, ya que si estamos tensos, apretaremos y éstos subirán y si nos dormimos se separarán o caerán hacia abajo.

7. OJOS. (Atención consciente) Una vez cerrados, los abrimos ligeramente, lo justo para que entre una fina línea de luz. Esto ayuda a no perdernos en nuestros pensamientos.

Lo principal es mantener la espalda recta. Si por problemas físicos no podemos sentarnos en el suelo, podemos hacerlo en una silla. Espalda bien recta, apoyada en el respaldo y los pies bien apoyados en el suelo. Si al apoyar la espalda no tocamos con los pies en el suelo, sentarse al filo de la silla. Las manos relajadas sobre las rodillas o, si preferimos, con el mudra anterior. Barbilla, ojos y boca, igual que lo descrito anteriormente.


 Meditación no es igual a relajación, sobre todo al principio de la práctica, ya que pueden aflorar pensamientos muy escondidos que nos pueden hacer pasar un mal rato. Igual que con el Qi Gong, es mejor empezar con alguien que ya haya pasado por ello y pueda ayudarnos con algún contratiempo. Por eso, la meditación que compartiré es simplemente para empezar a calmar la mente. Es de gran ayuda en esos momentos en que nos sentimos desbordados, estresados y en que la mente no para.


CALMA MENTAL

Adoptar la postura, ya sea en el suelo o sentados en una silla. Tomémonos el tiempo que necesitemos. Es  nuestro tiempo, el que vamos a dedicar de verdad a nosotros mismos.

Realizar tres repiraciones profundas.

Llevar toda nuestra atención a la respiración. Inspiramos y expiramos siempre por la nariz. Por supuesto, respiración abdominal, pero sin forzar.

Cogemos aire, lo dejamos ir completamente y contamos mentalmente: uno.
Cogemos aire, lo dejamos ir completamente y contamos mentalmente: dos.

Seguimos contando respiraciones hasta llegar a 21 y luego descontamos hasta 1 nuevamente.

Una vez terminada la cuenta, podemos cerrar los ojos y seguimos siendo conscientes de nuestra respiración, sin contar, simplemente sintiéndola.

Durante la meditación, cualquier pensamiento que cruce por nuestra mente, simplemente lo dejamos pasar. Durante los, aproximadamente, 10 minutos que durará el ejercicio, nada es más importante que nuestra respiración. Ver nuestros pensamientos como cuando vemos las nubes cruzar por el cielo.


Las primeras veces lo más habitual es descontarse una barbaridad de veces. Eso nos hace ser conscientes de cuánto nos dominan los pensamientos.

Una vez terminado el ejercicio, hacer tres respiraciones profundas. Abrir lentamente los ojos y frotar la cara con las manos. Poco a poco, deshacer la postura y masajear las piernas y las lumbares para desentumecer.

Lo probamos?


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